Gonzalo Jurado siempre tuvo claro que había que reinterpretar la tapa. Y desde que comenzó a forjarse en los fogones de la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla, y tanto su formación como su aprendizaje al lado de los grandes de la cocina sirvieron, primero, para confirmar la idea, y segundo, para perfeccionar el concepto. Se curtió con Carme Ruscalleda en Sant Pau, con Ferrán Adriá en El Bulli -participando en la apertura del Bullihotel de la Hacienda Benazuza- y con Sergi Arola en La Broche, pero sus mejores recuerdos se los llevaría el gran Santi Santamaría, a quien asesoró y de quien aprendió mucho en El Racó de Can Fabes.